jueves, 21 de mayo de 2015

Karadima y los abusos

El otro día fui a ver El Bosque de Karadima. Si bien el tema del abuso sexual es un tema que me da rabia y asco, fui a verla.
Mientras la veía (y era con imágenes bastante perturbadoras, debo decir) pensaba en el cinismo nacional. Siempre el abuso será deplorable, uno de los lugares donde más bajo cae un ser humano. Y que en la Iglesia lo hace aún peor por lo que representa como institución. Sin embargo, cortémosla con rasgar vestiduras y vayamos a mirar a la más básica y fundamental de las instituciones: la familia. El lugar donde más se dan los abusos, y que tantas veces he escuchado entre las historias que "la familia no hizo nada para no dividirse", pagando tantas veces el costo de una infancia destrozada. Mirémonos a nosotros mismos, que probablemente la cantidad de abusos que se cometen en una Iglesia es un porcentaje ínfimo comparado con los que ocurre en la población general. Vamos a mirar dónde andan nuestros hijos, quién los cuida y qué estamos haciendo para prevenir. Eduquémolos para que puedan evitar situaciones de abuso, y puedan avisar y pedir ayuda si la desgracia les ocurre. Pero dejemos de externalizar el problema: está más cerca de lo que creemos.

martes, 19 de mayo de 2015

The chains which once held us are only the chains which we've made (o la libertad)

Uno de los valores más preciados. La posibilidad de elegir cada día lo que quieres hacer (y por supuesto, de asumir las consecuencias que eso que harás trae). La sensación interna de apertura, de bienestar que viene con ella. La libertad.
Muchas personas hay que por algunas razones tienen su libertad restringida. Lo peor de todo es que la gran mayoría de esas personas no están privadas físicamente de esa libertad, sino que las cadenas se encuentran en su interior. Están presos por dentro.
Gran parte de eso está determinado por el miedo. Vivimos con miedo a que las cosas no resulten, a que nos miren feo, a que pase algo inesperado, a que... (ponga su motivo aquí, hay para todos los gustos). La mayoría de estos temores son absolutamente imaginarios, están basados en una idea que pocas veces tiene un asidero, o a veces un asidero parcial. Por alguna extraña razón, creemos que vemos el futuro, que leemos los pensamientos de las personas o que nuestro potencial es nulo. Algo nos pasa que nos paralizamos.
Otras veces nos engañamos a nosotros mismos. Nos decimos que una razón para hacer las cosas es tal, cuando en realidad los motivos profundos están en otra parte. No nos sinceramos, no miramos a la cara a nuestro temor y sus razones reales, y así no podemos hacerles frente, buscar una solución. Y nos volvemos a encerrar en esa burbuja calientita de la conformidad, de la comodidad, de la costumbre, de lo conocido.
A veces tenemos limitaciones reales. Pero generalmente esas limitaciones reales pocas veces son irreversibles. Requieres mucho trabajo y probablemente intervenciones bien variadas. Y se puede, la gran mayoría de las veces.
En fin. La llave está adentro. No en los otros, no afuera. Adentro. Sólo tienes que buscarla. ¿Cuál es tu cárcel?
Otro post previo sobre el miedo desde otro punto de vista aquí

lunes, 18 de mayo de 2015

Paciencia en la espera

Hay tiempos que pueden parecer sin sentido. Eternos, sin algún motivo obvio. Mientras esperamos, nos preguntamos qué pasa, qué nos pasa que no nos resulta lo que queremos, lo que pedimos, lo que creemos que necesitamos. Cuestionamos la vida, a las personas, a nosotros mismos, a Dios, al universo, a la gran calabaza.
No se nos ocurre que tal vez sencillamente el motivo no está presente en forma obvia en ese momento. A veces sólo hay que esperar. Estás aprendiendo, otros pueden estar aprendiendo, caminos se están preparando, estás construyendo un pedazo de vida que vas a necesitar cuando llegue lo que estás esperando...
Tal vez el secreto está en no detener la vida. En continuar viviendo, soñando, fluyendo. En dejar que todo pase cuando tenga que pasar, y no sólo cuando queremos que pase.
Sé que es fácil decirlo en retrospectiva. Hartos años he esperado por lo que vivo hoy, la esperanza ya se me había acabado y me había resignado a que tal vez ese anhelo no iba a suceder, no iba a ser, porque el destino sencillamente no lo quería así. Ahora mirando hacia atrás comprendo que cada aprendizaje, cada camino, cada paso, cada herida, me enseñó a disfrutar a concho lo que tengo hoy. Doy fe de lo que muchos dicen como una especie de mantra consolador y que parece un absurdo, con una réplica de "sí, claro" dentro de la cabeza de uno, con un dejo de molestia y de sensación de incomprensión. Pero pasa. Pasa, en serio. Aunque tengas que esperar casi una década, esos tiempos son perfectos. Paciencia a todos los que esperan: un lado o el otro tiene que estar listo, y eso toma tiempo. Tiene su recompensa, aunque no lo parezca.

Mi lugar favorito en el mundo

Ha pasado mucho, pero mucho tiempo desde la última vez que escribí una entrada en este blog. Tanto tiempo de abandono de las letras, pero de todas maneras las cosas han seguido pasando, los pensamientos no se van, la esencia sigue ahí, esperando ser plasmada.
Harta agua ha pasado bajo el puente, harto camino he andado. Muchas cosas hay para contar y reflexiones por plasmar. Es un poco tarde (hora de dormir, porque para escribir nunca es tarde), pero acabo de tomar la decisión de volver. Por mientras, puedo decir hoy que, en todos los sentidos posibles, he llegado a mi lugar favorito en el mundo.