Hay días de nuestras vidas en que todo parece salir de otra forma que no es la que quisiéramos. Cosas que creíamos superadas o terminadas reaparecen haciéndonos dar un giro en lo que nos importa y lo que no. La vida sorprendiéndonos en su constante devenir, inesperada ella, siempre mostrándonos otro lado de lo posible y lo imposible. Y qué más cierto que muchas veces la realidad supera a la ficción.
Y la mayoría de las veces no vemos más allá de lo que nos ocurre. Entre tanto leer de todo un poco (sí, pueden llamarme esotérica), darle una vuelta a la ley del Karma (que no es lo que muchos creen, sino más profundo que eso), y darme cuenta de que el alma llama todo lo que necesita aprender, estoy tratando de quitarme la angustia.
La vida siempre nos enfrenta de alguna manera a lo que más tememos y a lo que necesitamos aprender. Desde los niveles más básicos, desde las cosas más pequeñas, los logros que nos parezcan más insignificantes, hasta los grandes proyectos, las grandes desiluciones, las mayores caídas. Y todas, sin excepción, todas, son para mostrarnos algo especial, y para hacernos crecer, aunque suene repetido.
¿Qué estará tratando de mostrarme la vida ahora? Sin duda algo difícil, y no sé cuál de las opciones tomar. Dicen que Dios aprieta pero no ahorca (con mis disculpas a los no creyentes) y que lo que no te mata te hace más fuerte. Leí por ahí que antes la gente decía "La Fe mueve montañas", hoy es "Con la fuerza del pensamiento puedes lograr grandes cosas". ¿Manifestaciones todas de lo mismo? No lo sé. Por ahora, pido sabiduría que me guíe, y aunque me muera de ganas, tratar de no esconderme, como el avestruz...