lunes, 17 de mayo de 2010

Redes de Mujeres



Las redes de mujeres son extremadamente poderosas. Ante algún evento que ocurra donde hay alguna amiga involucrada, las mujeres que la conocen conforman un entramado dinámico y flexible que responde a la necesidad urgente, que sostiene, moviliza, busca, acciona, coerciona los sistemas si es preciso. Pese a la distancia emocional o física, las mujeres encuentran los caminos posibles para la resolución de las situaciones.

Estoy viviendo la fuerza de esa red. Soy parte de esa red. Y me parece impresionante la generosidad y la entrega femeninas, a veces tan vilipendiada en el contexto de las envidias y traiciones. Cuando somos realmente necesarias, las mujeres dejamos atrás ese tipo de actitudes y nos involucramos en las circunstancias hasta el punto de ser una con ellas, hasta el punto de modificar una realidad que parece infranqueable. El poder de la determinación y la unión logra bastante más que el exterior.

Por eso, mujeres, nunca descuiden a sus pares, hermanas, amigas, hijas, madres. Somos todas una trama impredecible, pese a veces a nuestro silencio y nuestra aparente ausencia, nuestros dedos y nuestros ojos están allí, expectantes, movilizando los hilos invisibles de la realidad. Aunque no lo parezca.

domingo, 9 de mayo de 2010

Casa de Reposo




Cuando me abren la puerta
siento ese olor recurrente a enfermedad.
Ese que varía un poco de casa en casa
que habla a veces del descuido,
otras de la rabia,
otras del sobrepaso.

sábado, 8 de mayo de 2010

A Lucy


(y todos esos seres que nos acompañan siendo silenciosos, ayudándonos...)



Ante tu dolor, mujer,
me inclino.
Tu mirada sencilla,
tus pasos humildes
y tu gesto dulce
son la conquista del cielo
en el mundo de infierno
en que caminas.

Y el sufrimiento golpeó tu semblante pronto,
vino para quedarse
para consumir tu vida.
Esos minutos que te hemos robado
segundo a segundo,
mientras cuidas nuestras casas.

Tu moreno rostro
que pese a todo,
sólo tiene una sonrisa para mí,
me conmueve
y me da culpa,
porque todas las Lucys
son tú,
y se nos olvidan sus caras,
sus sufrimientos, sus vestigios.

Tu vida transcurre entre nuestras vidas,
vives a través de nosotros
y nosotros vivimos a través de ti,
por tu espacio invadido
en una vida lejana a los tuyos.

¿Podrás algún día perdonarme
por robar tus instantes
con la aspiradora?
¿Podré agradecerte lo suficiente
la sustracción de tus segundos
entre mis días?
Porque mientras lo pienso,
tú me miras
y sonríes.

martes, 4 de mayo de 2010

Recovecos del alma humana



Cada día que pasa, me toca ver un buen número de pacientes. Cada día estoy expuesta a un número de realidades que a veces abro, y muchas veces no. Y finalmente, no dejo de sorprenderme de todo lo que un ser humano es capaz de soportar, de lo que un ser humano es capaz de sufrir, y de cómo un ser humano es capaz de hacerse sufrir a sí mismo. El espíritu autodestructivo ante una desgracia es enorme, y va desde la autocrítica más oculta hasta el mismísimo daño físico descarnado, pasando por la negligencia ante los propios procesos y enfermedades.

Hoy vi una paciente que vivió una situación límite. Y que no se atreve a decirle a sus seres queridos lo que ha vivido por el estigma social. El estigma de una situación que no fue directamente generada ni vivida por ella, pero que sí recibió sus más horrendas consecuencias y cambió su vida para siempre. Y a pesar de que esa persona ya noestá entre nosotros, aún le genera un dolor que persiste, un dolor que no puede (debe?) desahogar por no someter a esa persona a un juicio social. Entre la lealtad y la autodestrucción, entre la falta de perdón y el no perdonarse a sí misma, entre la autocompasión y la rabia, transita la vida de esta mujer, que sin embargo a su alrededor le entrega lo mejor posible. Y sin embargo ella se daña persistentemente, a ojos vistas, se mutila sin cortarse, se odia sin decirlo... Cómo abrimos la puerta para que salga este sufrimiento? Cómo se obtiene el perdón de sí mismo? Cómo se elimina la rabia a pesar de los años? 10 años lleva esta mujer en este terrible camino, en terapia, en tratamiento, sufriendo en silencio donde eran 2 y ahora somos 3 los que sabemos y reconocemos su calvario personal. Cómo te ayudo, mujer?