No es la primera vez que escribo de esto. Sin embargo, esta es la vez tras uno de los sueños más importantes que tengo desde el punto de vista académico y laboral: terminar mi especialidad.
La vida en stand by. Esperando que este periodo que tantas satisfacciones me entrega en lo laboral termine pronto, para dar espacio a mi vida real, al resto de ella (pues no es en absoluto la única vida que llevo).
A veces pasa que no hay tiempo para hacer todo lo que yo quisiera. Para tomar otras actividades que me interesan, que forman parte de las múltiples cosas que me hacen más ser humano. Menos tiempo para escrinir, para aprender, para hacer vida social. O por último, para sentarme a ver televisión y no pensar. Para procesar las cosas que me pasan. Para parar.
Hago lo que humanamente puedo, dentro del poco tiempo que me queda para vivir. Siento que sencillamente tengo que priorizar, que queda la vida por delante para seguir aprendiendo los detalles que por ahora se me escapan. Porque aunque no lo crean, en mi campo siempre se aprende más una vez que uno se las bate sola, afuera de este capullo clínico protegido.
Gracias a la vida tengo a la gente que me rodea que comprende mi situación y flexibiliza para seguir viéndome. Pero sin duda que la palabra para mí ahora es priorizar. Y priorizar sin culpa. Alguna vez te has sentido así?
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