Hacer daño

Post doloroso este. El título lo dice todo.

Hay momentos extraños en la vida en que algo sucede que no estaba a tu alcance. O en que tal vez no medías TODAS las posibles consecuencias de tus actos, en que sencillamente las cosas pasan por tu lado, y tú, pajareando, no las ves. Y sigues el camino creyendo que las cosas están bien o se arreglarán. Finalmente, las cosas caen por su propio peso, y te despiertan de lo que está ocurriendo.

Y nada peor que ese despertar dándote cuenta de que estás causándole daño a alguien. Peor aún, si es alguien que no te ha hecho nada malo.

En fin. No se daña sólo a la otra persona, se causa también un daño a sí mismo. Y a veces hay que ser drástico, tomar decisiones que son dolorosas, pero que finalmente son el mal menor, el camino que a largo plazo menos extenderá los sufrimientos.

Hay dos cosas que se pueden hacer ante algo que causa dolor. Una es enfrentarlo, sabiendo que el dolor en ese momento será enorme, pero de todas formas, finito. La gracia está en saber soportar y aprender de ese momento de dolor. El otro camino es ignorarlo, dejarlo pasar, y como sale en la entrada previa Escondrijos (http://pocodemimundo.blogspot.com/2007/12/escondrijos.html) dejar que cada cierto tiempo la situación dolorosa pique, moleste y se vuelva a dormir. Pero para mantenerse siempre generando algún lado de dolor, hasta atreverse a enfrentarla. Que Dios guíe los caminos.