Mi Niña...

Y ayer se murió mi niña hermosa... Mi compañera de tuto, mi lamparita de ojos amarillos en la mitad de la noche...

Mi niña, que me entregó tanto cariño por tanto tiempo. Mi niña que se iba a dormir conmigo y me hacía dormir al son de su run run. Ella que me seguía por toda la casa como un perrito fiel, ella que me esperaba a que yo llegara, y que apenas sentía mi voz subía inmediatamente. Ella que amaba comer sus riñoncitos cortados...

Mi niña que odiaba que la cepillaran para sacarle el exceso de pelo. Mi niña que me esperaba a la salida del baño, sentadita mirándome con sus ojos de luna. Mi niña que cuando despertaba en la noche me la encontraba con sus tremendos ojos brillando, mirándome, como esperando que despertara. Mi niña, que costó tanto que entendiera que no se debía hacer pipí en la casa. Mi niña que subía a acompañarme, pese a que el perro de la casa la correteaba... Pero ella se escondía tras de mí, porque sabía que yo la defendería. Ella que se sentaba pacientemente a esperar que yo le diera agua, ella que saltaba a través de la ventanita quebrada de la cocina...

Ella, que huía de la gente que no conocía. Ella, que se dormía conmigo bajo mis frazadas, esperaba que yo me quedara dormida para salir y echarse sobre la cama... Como si supiera que me ayudaba a paliar el frío... Mi niña que se echaba sobre mis libros para que le tomara atención a ella, sólo ella... Ella, que una vez se enojó conmigo y se echó, por única vez, sobre mi computador... Nunca supe qué apretó, pero logró desconfigurar la pantalla y tenerme la cabeza chueca un rato tratando de arreglarla.

Mi niña, tan alba, siempre tan elegante ella, sentadita como si fuera una reina de no sé dónde, una gata egipcia, de la realeza... Mi bella, bella... Que a sus 15 años se veía como de 7...

Mi niña, me despido de ti con tremendo pesar... Pero agradezco a Dios por haberte conocido y haber recibido de ti todo ese inmenso cariño, todo ese apoyo durante tiempos tan difíciles... Yo sé que tú sabías... Espero que ahora Dios o sus ángeles te reciban, y te dejen posarte en sus faldas, para que te hagan cariño un rato como tanto te gustaba... Y desde el cielo, tus ojitos de luna nos mirarán, escondidos entre las estrellas...